jueves, 14 de junio de 2012

Con Eusebio García Luengo, hablando largo y tendido


LUNES, 5 DE FEBRERO DE 2007

José Mª Amigo Zamorano: con Eusebio García Luengo, largo y tendido

Vida (1)

Se le ve, desde hace varios años, veraneando en Las Navas del Marqués. Poquito a poco, apoyado en su cayado, acude, todos los días, al mismo bar ‘a ver pasar al personal como dicen en Madrid’. Es el escritor Eusebio García Luengo que representó mucho en la literatura de la postguerra y posterior. Su época como el dice es muy difusa.
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Nació en Puebla de Alcocer (Badajoz) en 1910. Llegó a Madrid en 1923, fecha que recuerda por ser el primer año de la dictadura de Primo de Rivera. Destaca siempre al llegar a este punto que no vino de Badajoz sino de un pueblo. ‘Lo digo pues Badajoz no es una capital, donde la provincia gire a su alrededor, como Valencia donde he vivido o Coruña o Santander, no; es un ente aparte’. Está su pueblo incluso más cerca de Madrid. ‘A Badajoz iban a resolver problemas administrativos los ricos. Los demás no se movían o poco’. Piensa que ‘el extremeño de siempre (quizá ahora menos por eso del regionalismo), apenas tuvo conciencia histórica o política de pertenecer a una región’. ‘Yo mismo he vivido de espaldas a mi tierra. Los extremeños no tenemos querencia de la tierra. Tenemos querencia tribal, de familia, pero la tierra, la provincia o la región no la sentimos. Claro, yo no se lo digo a estos señores de las autonomías. Me dirán que ¡vaya extremeño! Pero es así’.
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Tiene 84 años. Ha pasado, por tanto, ‘la edad del no se dice’. Comprende ese problema que él ya ha superado, pues, en contra de lo que se cree, los hombres también somos ‘coquetos’. Distingue entre edad y años. ‘La edad es inequívoca. Entiendo yo por edad el ciclo vital. En él se refleja todo lo vivido, concentrándose en el rostro, en los ojos, en la mirada, en la experiencia moral, espiritual. El rostro, como decía Leonardo da Vinci, es biográfico’.
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En su curruculum figura como periodista que él niega, añadiendo que no lo fue en sentido estricto, ‘si cercano, colaborador, sobre todo en revistas. No eh tenido profesión definida, cosa que lamento, que bien lo he pagado’. Le gustan mucho los periódicos. ‘En España hay muy buenos periódicos, incluso se mantiene aún en buena parte el periodismo literario. Leyéndolos, y sabiendo elegir, se está uno bien enterado del movimiento intelectual’. Estudió en la Universidad Central (en San Bernardo) Derecho y Filosofía y Letras que no terminó. ‘Fui un desastre’.
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La guerra le sorprendió ‘como a todos, incluso a los ministros de la República’. Vivió la mayor parte de la guerra en Valencia, donde conoció a numerosos personajes de las Letras: León Felipe, Machado (Don Antonio, le gusta decir), Vicente Gaos… Publicó ‘varios trabajos en diarios y publicaciones de la más espaciada periodicidad’, por ejemplo, ‘Nueva Cultura’, ‘revista que jugó un papel importante y que dirigía José Renau’.
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Durante los primeros años de la República, ‘en que cuajaban inquietudes intelectuales y literarias’, su actividad de escritor fue azarosa, publicando aquí y allá, y siempre de modo escaso. ‘Ver impreso un artículo o un comentario cualquiera revestía gran dificultad’. La colaboración en diarios era aun más difícil. Hacia 1932 o 33 llegó a editar una revista, ‘Letra’, con algunos amigos, entre ellos Manuel Villegas López, crítico de cine que conoció en Las Navas del Marqués en el verano del 26 y que escribió un notable libro sobre Chaplin Charlot’.
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Acabada la guerra del 36-39 no fue excesivamente castigado por los vencedores, ‘los facciosos, los fascistas como les decíamos por aquí’. Dice que él no fue ‘miliciano de la cultura’, sino soldado de servicios auxiliares del Ejército de la República 'en la tercera revisión normal de mi quinta, pues se me declaró inútil parcial’. Fue amigo de Juan Aparicio, director de ‘El Español’, ‘un liberal jonsista (liberal a su manera, claro) pero otros lo eran menos’. En ‘El Español’ fue publicando por entregas una novela ‘El malogrado’, de la que apenas guarda números. ‘Si quisiera editarla tendría que ir a espigar entre los papeles de la Biblioteca Nacional. He sido un desastre y ahora pago las consecuencias. Ni tan siquiera, de Índice, guardo la colección completa, y eso que mi contribución a ella fue capital, para qué negarlo'.

Revista Índice (2)

Índice era un pequeño boletín que fue primero de Juan Ramón Jiménez y después de un librero aragonés Serali Casas. Juan Fernández Figueroa lo compró y enseguida le dio otro aire más importante. Tuvo mucha influencia en América entre los exiliados y aquí también. Había otra revista (había pocas) Ínsula, capitaneada por José Luís Cano y un librero llamado Canito ¡qué casualidad!, pero se especializó en poesía. Índice abarcaba más, ‘abrió sus páginas a muchos escritores e intelectuales republicanos’. Cuando murió Pedro Salinas fue la única que se hizo eco de la noticia. Publicó un ensayo sobre Azaña de Marichal y parte de las memorias de Cipriano Rivas Cherif cuñado de Azaña.
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Con todo lo precedente parecería lógico preguntar sobre la censura e Índice. García Luengo cree recordar que por un número dedicado a Pío Baroja estuvo algún tiempo cerrada, pero sin mayor importancia. Aclara, que Juan Fernández Figueroa era Alférez Provisional, es decir ‘había hecho la guerra con franco’, además era de la Dirección General de Prensa con Juan Aparicio, Emilio Romero y otros. ‘Tenía don personal y garantía política, ambas importantes para bandearse por la vida'. Estuvo en Cuba, México… Formó una sociedad con exiliados, desterrados republicanos. ‘Figueroa si que es un conquistador, extremeño como yo, y aunque nuestras extremaduras sean distintas y distantes, me llevaba muy bien y me llevo; y si hace dos o tres años que no le trato, es porque él no está bien, y yo tampoco. Mi etapa en Índice fue fundamental para mí y Figueroa me ayudó muy generosamente’. ‘Si la revista cerró no fue por la censura, sino por problemas económicos, creo yo. Con la muerte de Franco y la llamada transición, los gustos cambiaron, hubo más competencia y se acabaron las subvenciones. Se cerraron muchas otras’.
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(Entre paréntesis, y en relación con D. Manuel Azaña, se muestra desconcertado en un primer momento, ante la noticia de la salida de un libro sobre Azaña, escrito por Losantos, un colaborador de la derecha, y presentado por el Aznar ‘que es el jefe del partido de la derecha’. ‘Azaña, Jefe del Gobierno primero y Presidente de la República después, fue perseguidísimo por la derecha, así que me ha desconcertado. Bien mirado, entra dentro de su política de apoderarse de gente, por otra parte, nada peligrosa, en sentido estricto. Franco lo hacía también, si bien con más cautela. Recibía a Gómez de la Serna. Los mismos Carmiña Martín Gaite, Ferlosio y Aldecoa publicaron la mayor parte de su obra con Franco’.)

El Café Gijón (4)

Asiduo contertuliano del Café Gijón, recibió por su novela ‘La primera actriz’ el primer premio recién instituido que fundó Fernando Fernán Gómez (el mejor actor del mundo según dijo Orson Welles) Tiene muy buenos recuerdos. Iba casi todos los días y si por un casual no lo hacía ‘me faltaba algo’. Allí acudían escritores, actores, pintores, jueces… Gentes diversas, extrañas, extravagantes, bohemios. No es raro que entre la gente mas formal llegara a crearse una leyenda acerca de la homosexualidad de los que acudían allí. ‘Homosexuales habrá en todas parte, digo yo, no sé’. El Café Gijón era punto de referencia para muchas gentes: escritores que venían del exilio, por ejemplo.
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Eusebio y su tertulia se sentaban en el segundo ventanal a la derecha. Recuerda que Jueces para la Democracia también tenían su tertulia y cita a Carlos de la Vega Venayas que ahora es del Constitucional. Acudían Manuel Vicent, el actor Alejandre, José Luís Col… 'Gerardo Diego, que fue ya tarde, con 80 años y hablaba poco’.
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Pero aparte del Gijón también conoce otros: ‘yo soy doctor en cafés. Me los conozco todos’. Opina que los cafés han tenido mucha importancia social; en ellos se conocía a personas de toda clase y condición.
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Siempre que a García Luengo se le pregunta por escritores o artistas que recuerde de este o de otro lugar, se resiste a dar nombres ‘pues la memoria es un poco prostituta, tiende a juntarse con el poderoso. Me parece que los traiciono si mencionase solo los nombres de los que sobreviven y que suele ser pasto de las crónicas periodísticas’. No obstante dice que en ‘El Comercial’, de la Glorieta de Bilbao, formaba tertulia por la noche con Carmina Martín Gaite, Aldecoa y su mujer Josefina (que después se ha revelado como una buena novelista), Sánchez Ferlosio… O que conoció a Buero Vallejo en el ‘Café Lisboa’ recién salido de la cárcel. ‘Buero estuvo condenado a muerte’.

Antonio Buero Vallejo (5)

‘A raíz de concederle el Premio Lope de Vega por Historia de una escalera o por ahí’ lo trató bastante. ‘Buero y yo hemos coincidido en muchos sitios. Yo no le traté bien en una crítica. El sin embargo es un hombre generoso y muy buena persona. Siempre me mostró mucha deferencia’.
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‘La capacidad social de Buero es prodigiosa. Está en todas partes. Cumple con todo el mundo. Manda tarjetas. Asiste a todos los actos. A todos los homenajes’. Informa García Luengo que, por entonces, era frecuente asistir a cenas literarias o intelectuales cada vez que alguien publicaba un libro, ‘bueno, pues Buero, siempre estaba allí’. También había algo que les unía a ambos: el amor al teatro.

El genero preferido (6)

Aspiraba Eusebio García Luengo a ser autor dramático. ‘He escrito uno o dos dramas, o dos y medio, impresos sobre todo, que representados apenas lo han sido. En esto, como escritor de teatro he sido un fracaso. No he estrenado mas que en teatro universitario ‘"La escalera"’. Teatro que dirigía José Gordón.

La Escalera que él asegura la tiene olvidadísima y no tiene nada que ver con ‘Historia de una escalera’ de Buero Vallejo. ‘Bueno, las dos ocurren en una escalera’. Cree recordar, vagamente, que una pareja discute sobre un problema de aborto: vagamente. 'No tiene nada que ver con la de Buero, además, creo, está escrita mucho antes’.

‘Escribí una obrita '¿Por qué?' Que publicó la revista Garcilaso y después la sacó en separata y otra Índice "Las supervivientes"’ a la que quizás tenga más cariño’.

Tiene algunas obras más de las que dice. Dentro de lo que hemos podido averiguar escribió además: ‘Entre estas cuatro paredes’, ‘El celoso por infiel’, ‘Los Hijos’, ‘El pozo y la angustia’, ‘Por primera vez en la vida’… La novela ‘No sé’ y un ensayo ‘Revisión del teatro de Lorca’.

El teatro que le ha interesado es el teatro dramático. ‘El teatro en Madrid, desaparecido casi por completo, tenía importancia no solo como género, sino como una manifestación social. Era un verdaero acontecimiento. Yo he ido mucho a los estrenos: Arniches, Benavente, Lorca, Casona, a los de Buero que siempre me invitó. No he visto jamás una zarzuela, ni una revista, jamás. No me atraen.’

Respecto al cine, que era muy frecuentado por los jóvenes de su edad, le interesa el cine inglés, el italiano, también el cine contemporáneo ruso que es más solemne. Y el que no le interesa en absoluto es el cine de USA. Le parece ‘horroroso’. Falso, hueco. 'Que soy un antiamericano se ha censurado y con razón. Un antiamericano visceral. A mi me dicen que me vaya a una isla desierta y que elija entre dos películas, una de Hollivood y otra al azar, hasta de Ozores, y escojo esta’.

Texto: José María Amigo Zamorano y Amparo Moreno Blasco

Tomado, principalmente, de la entrevista grabada en magnetofón que, para ‘Caminar Conociendo’, hicieron la psiquiatra doña Pilar de Miguel Moreno y la periodista doña Susana Perales. Algún retazo de la que le hizo Carlos Gurméndez en 1983 para el diario El País y que muy amablemente nos ha cedido.

TEXTO DE LAS PÁGINAS 12-13-14-15, DEL Nº 3 DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’


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