martes, 19 de junio de 2012

Socorro a poetas en peligro


Título: Omisión de socorro a poetas en peligro

Título original: Non assistance à poètes en danger

Autor: René Depestre

Edita: Fundación Sinsonte

Depósito legal: AS-4594/2008

ISBN: 978-84-935337-3-1

Con fecha de 2008 la Fundación Sinsonte, esa pequeña editorial radicada en Zamora, ha publicado el libro de poemas Omisión de socorro a poetas en peligro del poeta haitiano René Depestre. Magnífica labor la de esta editorial que ya por el hecho de ofrecernos en primicia estas creaciones de escritores de paises pobres merecería ser elogiada. Empeño más meritorio aun cuando no obedece a fines lucrativos ni oportunistas. Por la fecha se aprecia que no es producto del sismo que hundido todavía más a Haiti en la pobreza. Los que alientan la labor de la Fundación Sinsonte no quieren recrearse en el dolor del desdichado pueblo haitiano, ni de ningún otro pueblo, sino que muestran en el pentagrama del idioma castellano las notas poéticas de excelsos escritores caribeños, dejando patente ante el lector que la poesía, la auténtica, no tiene marchamo de mundo rico o pobre. Otra cosa es que los asuntos que salen a la luz en los poemas sean motivados por un origen de clase determinado o por el momento histórico en el que surgen.

Con un extenso prólogo de Joëlle Guatelli-Tedeschi, Omisión de socorro a poetas en peligro, es una traducción colectiva que dirige ella misma y Adoración Elvira Rodríguez. Ese colectivo pertenece al Seminario de Traducción Literaria Colectiva, Departamento de Traducción e Interpretación, Departamento de Filología Francesa, Universidad de Granada. Y como en una labor colectiva todos aportan su grano de arena nombraremos a todos los miembros del Seminario de Traducción: Zahira Carles Navarro, María domínguez Gómez, Lorena Garía Moros, Antonio Pérez Ordoñez, José Antonio Ramos Pérez, Francisco Javier Rodríguez Cantueso, María Ruiz Velasco y Francisco Salas Cañizares, capitaneados, claro, por las dos más arriba mencionadas.

Omisión de socorro a poetas en peligro es un poemario compuesto de tres partes denominadas movimientos; a saber: 1º, ¿Quién teme a la historia sin fin?; 2º, Odas a lo real maravilloso femenino y 3º, Mitos sin norte. Es el testamento poético de René Depestre porque la edad le dice que tiene los años contados. Testamento que, como no podía ser de otro modo, termina en epitafio: Cuando vuelva su canto al polvo / de los caminos, plántenle un jardín / con frutas mañaneras de un abril imposible.

Nuestro Depestre

No sabemos si René Depestre leería a Machado (D. Antonio) Cabe esa posibilidad. Lo mencionamos porque ese epitafio nos ha recordado a nuestro poeta. La reivindicación de Toussaint Louverture, en este poemario del poeta haitiano, nos ha llevado también a parar mientes en que el poeta de Campos de Castlla, poco antes de morir, elogió a Enrique Lister, Comandante del V Regimiento durante nuestra Guerra Nacional Revolucionaria de 1936/39. Y su ternura también es la ternura del poeta español. Nos gusta imaginárnoslo así, que se le va a hacer. Advertimos que cualquier parecido con la realidad de todo lo que se dice a continuación tal vez no sea mas que mera coincidencia.

Omisión de socorro a poetas en peligro, ya casi en el mismo frontispicio del libro, se abre con un canto a Toussaint Louverture, al huevo fresco de su rebeldía (*), al capitán rebelde que tañó las primeras campanas de la curación para el desdichado pueblo haitiano. ¿Por qué ese canto ya al principio? Bueno, pues porque después de haber recorrido buena parte de su vida militando por la independencia de los paises colonizados, por la libertad y contra la dictadura, primero por libre y luego haciéndolo dentro de partidos marxistas leninistas en numerosos paises del mundo como Checoeslovaquia, Argentina, Brasil, Chile, Cuba... Y luego de haberse dado de bruces con la burocracia, de haber asistido a la desunión de dirigentes revolucionarios, ahora, ya libre de mitos y utopías de presa (según sus palabras) su cuerpo, cuando piensa que eso por lo que luchó se ha esfumado, transformándose en ceniza, en polvo; materia en la que pronto se convertirá él mismo; ahora, precisamente ahora, que aun le hierve la sangre adolescente se queda con lo que dio resultados fehacientes: la rebelión negra dirigida por Toussaint Louverture que consiguió liberar al pueblo haitiano de la esclavitud e independizarse del imperialismo francés como país.

De modo que reivindica, vota por eso, por la rebelión. Armada, claro está, si no fuera posible otra vía; rebelión para evitar el eterno retorno del látigo; rebelión para lograr el arte de vivir en democracia, en libertad, junto a otros, aunque su pensamiento tenga matices diferentes al nuestro; vota por eso: por la rebelión contra las infamias de la fe y la nación; que es votar contra los mercaderes blancos o negros de la globalización.

Este mestizo del golfo y de raices de Jacmel reivindica además, porque es descendiente de esclavos, la Negritud, piragua llevada por los poetas Senghor y Cesaire; pero no una Negritud exclusiva, racial, étnica; sino una Negritud universal sin escala en la sal racial de las tormentas; en ella entrará Neruda, con su olor a flores y a pan recién cocido; un Neruda que va contando la aventura rota de los sueños; con él y con un numeroso grupo de amigos, menos famosos que los poetas Senghor, Cesaire o Neruda, y con las mujeres que tanto amó, mujeres que saben dar al hombre, a su júbilo, la ligereza del colibrí; con todos y con todas formará una bando de ruiseñores de la libertad; banda dedicada a sembrar, regar y recoger los trigos fraternos; banda con la que no temerá a bancas mundiales ni a los yanquis de la globalización.

René Depestre en el otoño de sus días reivindica también los poemas de los años de infancia porque él es un niño. Y así se retrata: niño poeta maravillado.

Un retorno a la niñez que es natural, espontáneo, a la mayor parte de los viejos. Solo que en él nace de la reflexión poética. René Depestre se ve niño y viejo al mismo tiempo. Niño-Anciano. Viejo-Niño. Si. Todo eso. Pero un viejo verde como se puede leer en el segundo movimiento: Odas a lo real maravilloso femenino. Viejo verde; es decir: un hombre reverdecido como alegre otoñada; viejo verde que aun se empalma como toro al soñar en otra llama; que no gris, agrietado y caduco. Un rebelde donde el ocaso haitiano enciende su quinqué en la frente desolada.

Su vida llevada por el flujo imanado que regula sus días y sus viajes retorna a la sangre rebelde adolescente. Y una vuelta a la niñez de poeta maravillado en verdecida vejez. Es una alegre otoñada, tierna, luminosa, como la de Machado, que nos lega en herencia y que resume en su epitafio; un epitafio que bien pudiera expresarse así: Cuando retorne su cántico a la polvareda de los caminos, hacedle unas exequias de labores y esperanzas plántándoles todos vosotros unos jardines con frutos aurorales de un abril imposible.

Es como si escribiera, o nos escribiera: yo he vivido, he luchado, me he rebelado y se me han ido, como humo, las utopias y los mitos; a mi se han esfumado; son, en mis viejos días, estrellas muertas; aquellos esquemas de antaño se me han hecho cenizas, polvo, a mi; tengo ya el cuerpo cerrado a utopías; pero vosotros, los que seguís ahí, rebeldes, hacedme un duelo de labores y esperanzas; es más: tratar de materializar esa primavera por la que luché para que brille el sol largo tiempo en mis cenizas; a cada ofendido, como hermano, ofrecedle mi fuego; a cada humillado, como amigo, ofrecedle la alegría de vivir de aquel último aro de mi infancia: el júbilo de un volver a empezar .

Algo así como Machado nos dejó escrito: vivid, la vida sigue, los muertos mueren y las sombras pasan; lleva quien deja y vive el que ha vivido: ¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!

Y René Depestre nos ha dejado su poesía y su vida rebelde; su teoría y su práctica de negro cimarrón, que en Omisión de socorro a poetas en peligro queda escrito para los años venideros. Amén.

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(*) La mayor parte del escrito está compuesto con versos del poemario citado.

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