lunes, 28 de abril de 2008

Más palabras (*) a las del homenaje a José Mª Sánchez Hernández

Homenaje a José María Sánchez Hernández


Lugar: Salón de Actos del I.E.S. “López Aranguren” Fecha: 25 de abril de 2008. Hora. 19:30 - Ávila, 10 de abril de 2008







Si, José Luis, ese compañero de CCOO, nos comunicó, por teléfono, la noticia de tu muerte, y se nos puso un nudo en la garganta y no supimos qué decirte.

Ahora, sí, te las vamos a decir; para ser más exactos te las vamos a leer, porque no somos de los que hablamos en público sin inmutarnos, sino que necesitamos el apoyo de un papel, de estas cuartillas; ya nos vas a perdonar si lo leemos entrecortadamente, si la emoción nos agarrota, si las palabras se nos quiebran, si la lengua se nos traba, pero tu comprenderás que no somos de piedra. Y más teniendo aquí presentes a tu esposa Tere y a tu hijo Aitor.


Ahora, si, como decíamos antes, queremos decirte algunas cosas, José Mª Sánchez Hernández, amigo, compañero, camarada (así nos llamabas, porque lo éramos por encima de siglas, de partidos, de bandos, de banderías de izquierdas vividoras de política), maestro de niños y de adultos, José Mª Sánchez Hernández, sentías, sentíamos, como una bofetada en el rostro las injusticias de este muladar hediondo que es este mundo capitalista.

Decimos lo de las injusticias del mundo porque, aunque habías nacido en Ávila y habías dado clases a niños en Granada, todo ello dentro de España, era tu espíritu... como decírtelo... un espíritu del Hombre; del Hombre sin fronteras, ni razas; y, por lo tanto y como consecuencia, de la liberación del Hombre; y, por lo tanto y como consecuencia, de la miseria del Hombre; que quiere decir, sobre todo, de la clase obrera y de los pueblos más oprimidos del mundo.

Intentaste paliar el sufrimiento, poner un grano de arena en pos de la felicidad, a tu manera, de esos pueblos. Te comprometiste con el pueblo saharaui. Y por eso, en tu casa, disfrutaron, por ejemplo, algunos niños saharauis, a los que acogías, durante años; eras un hombre solidario; un hombre hospitalario; a nosotros también nos acogiste; nos diste hospitalidad; y no solo eso, cuando llegamos, desde Euskadi, a Castilla, hartos de estar allí, nos ayudaste.

Decimos hartos no porque estuvièramos hartos del pueblo vasco y su lucha; nunca se nos ocurriría hablar mal de ese pueblo, ni de sus 'borrokas' (luchadores), de sus 'abertzales' (patriotas), no; hemos admirado siempre su lucha, su resistencia; pero aun admirando su dignidad, su combate, esa no era nuestra lucha, ese no era nuestro anhelo; nosotros no éramos independentistas, ni 'abertzales', ni 'borrokas' en su sentido de la palabra, no; éramos luchadores por la República; nunca nos gustó esta monarquía, heredada del franquismo; hemos visto con desconfianza que, el jefe del estado, el rey, coronado por el dictador Franco, sea jefe de los ejércitos de tierra, mar y aire; porque, es un decir, si por una casualidad democrática ocurriera, como el 14 de abril de 1931, que el pueblo se manifestara por una república, ¿qué haría el jefe de los ejércitos de los ejércitos de tierra, mar y aire, que es jefe de estado y rey?... ¿se estaría quieto?...

Sabemos que esto, ahora, es una pregunta de ciencia ficción, pero ciencia en última instancia; de esto hablamos en numerosas ocasiones, ¿te acuerdas?... y por eso y por mas cosas éramos republicanos...

Pero nos hemos apartado, un poco, de nuestra llegada a Castilla donde tu nos acogiste...

Antes de seguir, amigo, compañero, camarada, José Mª Sánchez Hernández, tenemos que decir que, cuando hemos declarado nuestra admiración por el pueblo vasco y sus luchas, sus 'borrokas', sus 'abertzales', no nos estamos refiriendo a las acciones de Eta, que nunca hemos aprobado, por aquello que dice la Internacional de que 'ni en dios ni el reyes ni en tribunos está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor', nosotros mismos, pero no solo por eso sino porque sus atentados terroristas no hacen mas que fortalecer a la más negra reacción derechista, al españolismo más rancio; cuando hablábamos de esa admiración, nos estábamos refiriendo a sus tesón independentista, sus empeño en conservar su lengua, sus costumbres, su idiosincrasia...

Decíamos que, cuando nos acogiste, también nos aconsejaste, nos acompañaste para que no camináramos como extraños; y cuando nos vimos solos ante la represión del Director Provincial de Enseñanza, de cuyo nombre no queremos acordarnos, por haber publicado un artículo de opiníón, solo por eso, tú, con otros compañeros de CCOO, nos arropasteis; es más estuviste a nuestro lado cuando los inspectores, de la alta inspección del estado, se lanzaron como buitres a interrogarnos; y, por último, cuando la depresión nos hundió, por un tiempo, en un pozo oscuro, nos llamabas por teléfono, casi diariamente, animándonos a seguir, a no dejarnos derrotar así como así, del mismo modo que Sancho le aconsejaba a Don Quijote en el lecho de muerte, a no dejarse morir.

Y ahora amigo, compañero, camarada... nosotros no hemos podido hacer nada por ti... ya no vendrás nunca, jamás, a visitarnos como nos habías prometido, no acudirás ya más a ayudarnos, a aconsejarnos, a animarnos... porque la Muerte, la Gran Hija de los Dioses, vestida de negro o de blanco, descorazonadora siempre, con su guadaña llegó y sin ninguna piedad, te llevó.

¡Qué pena, madre, qué pena! Porque la primavera venía cortando trozos de hielo. Dejaba ya asomar tímidamente las flores. ¡Qué pena, madre, qué pena! Porque el 14 de Abril se acercaba. Y el Primero de Mayo estaba, con sus rojas banderas, a la vuelta del último recodo, con sus rojas banderas de dignidad y de combate. ¡Qué pena, madre, qué pena!... que antes de que todo estos acontecimientos primaverales llegaran a ocurrir, te derramaste para siempre...


Pero no te has ido, no, amigo, compañero, camarada, permanecerás en el recuerdo para derrota de esa Gran Hija de los Dioses, de esa impía guadañadora, porque este homenaje es un arma contra 'el olvido oxidado que todo lo entierra'.

Ya el 14 de Abril gritamos, en tu honor, un ¡Viva la República! Y este 1º de Mayo, sus rojas banderas de dignidad y de combate, de la lucha obrera y proletaria, flamearán en tu recuerdo. Y ahora, amigo, compañero, camarada, José Mª Sánchez Hernández, permítenos que para cerrar este recordatorio, nos dirijamos a tu compañera, a tu querida esposa Tere y a tu querido hijo Aitor, para, con palabras de otro camarada, del poeta Pablo Neruda, en su oda al 'Cactus de la Costa', os haga desterrar el desconsuelo, la desesperanza, la tristeza, la amargura, la soledad; decía así el poeta:

Oda al cactus de la costa (la ponemos aquí todo seguido, sin versos)


Pequeña masa pura de espinas estrelladas, cactus de las arenas, enemigo, el poeta saluda tu salud erizada: en invierno te he visto: la bruma carcomiendo el roquerío, los truenos del oleaje caían contra Chile, la sal tumbando estatuas, el espacio ocupado por las arrolladoras plumas de la tormenta, y tú, pequeño héroe erizado, tranquilo entre dos piedras, inmóvil, sin ojos y sin hojas, sin nidos y sin nervios, duro, con tus raíces minerales como argollas terrestres metidas en el hierro del planeta, y encima una cabeza, una minúscula y espinosa cabeza inmóvil, firme, pura, sola en la trepidante oceanía, en el huracanado territorio. Más tarde agosto llega, la primavera duerme confundida en el frío del hemisferio negro, todo en la costa tiene sabor negro, las olas se repiten como pianos, el cielo es una nave derribada, enlutada, el mundo es un naufragio, y entonces te escogió la primavera para volver a ver la luz sobre la tierra y asoman dos gotas de la sangre de su parto en dos de tus espinas solitarias, y nace allí entre piedras, entre tus alfileres, nace de nuevo la marina primavera, la celeste y terrestre primavera. Allí, de todo lo que existe, fragante, aéreo, consumado, lo que tiembla en las hojas del limonero o entre los aromas dormidos de la imperial magnolia, de todo lo que espera su llegada, tú, cactus de las arenas, pequeño bruto inmóvil, solitario, tú fuiste el elegido y pronto antes de que otra flor te desafiara los botones de sangre de tus sagrados se hicieron flor rosada, pétalos milagrosos. Así es la historia, y ésta es la moral de mí poema: donde estés, donde vivas, en la última soledad de este mundo, en el azote de la furia terrestre, en el rincón de las humillaciones, hermano, hermana, espera, trabaja firme con tu pequeño ser y tus raíces. Un día para tí, para todos, saldrá desde tu corazón un rayo rojo, florecerás también una mañana: no te ha olvidado, hermano, hermana, no te ha olvidado, no, la primavera: yo te lo digo, yo te lo aseguro, porque el cactus terrible, el erizado hijo de las arenas, conversando conmigo me encargó este mensaje para tu corazón desconsolado. Y ahora te lo digo y me lo digo: hermano, hermana, espera, estoy seguro: No nos olvidará la primavera.
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(*) Nota:
Este texto es una ampliación de las palabras que pronunciamos en el homenaje a José Mª Sánchez Hernández. Todo esto nos hubiera gustado decir. Y aunque lo esencial lo leímos, hubo algunas cosillas que se nos quedaron en la mente y aquí dejamos constancia escrita de ellas. Tampoco leímos la oda entera, sólo los 7 últimos versos, como hubiera sido nuestro deseo de haber sabido, con más tiempo, que este homenaje se iba realizar. Aquí la pones completa.


viernes, 25 de abril de 2008

Palabras en el homenaje a José Mª Sánchez Hernández

Hola Yolanda, como te dije esta mañana, a esa hora no podemos ir. Y lo sentimos. A mi esposa, además, le cuesta ahora andar porque tiene dolores en el pie derecho. De modo que todo se une para impedir asistir a ese justo homenaje a un buen hombre, compañero amable, amigo sin tacha y camarada donde los haya. Comunicárselo a su mujer e hijo.


He escrito estas palabras que van a continuación por si consideráis oportuno leerlas:


"Cuando José Luis, el compañero de CCOO, me comunicó por teléfono la noticia de su muerte se me puso un nudo en la gargante y no supe qué decir.
Ahora, si, ahora quiero decirte unas cosas, José Mª Sánches Hernández, amigo, compañero, camarada (así me llamabas, porque lo éramos por encima de siglas, de partidos, de bandos, de banderías vividoras de política), José Mª Sánchez Hernández, sentías, sentíamos, como una bofetada en el rostro las injusticias del mundo.

Tú intentaste paliar el sufrimiento, poner un grano de arena en pos de la felicidad de los pueblos, a tu manera. Te comprometiste con la clase obrera y los pueblos oprimidos. Y por eso en tu casa disfrutaron algunos niños saharauis a los que acogiste durante años; eras un hombre solidario; un hombre hospitalario; a mi también me acogiste; me diste hospitalidad; y no solo eso, cuando llegué de lejos me ayudaste, me aconsejaste, me acompañaste para que no caminara como un extraño; y cuando me vi solo ante la represión del Director Provincial, tú, con otros compañeros de CCOO (no todos, sería una exageración por mi parte), me arropaste; también estuviste a mi lado cuando los inspectores, de la alta inspección del estado, acudieron a interrogarme; por último, cuando la depresión me hundió, durante un tiempo, en un pozo oscuro, me llamabas por teléfono, casi diariamente, animándome a seguir, a no dejarme derrotar; a seguir luchando.

Ahora amigo, compañero, camarada... ya no vendrás nunca, jamás, a visitarme, a ayudarme, a aconsejarme, a animarme... porque la Muerte, la Gran Hija de los Dioses, vestida de negro o de blanco, desmoralizadora siempre, con su guadaña llegó y sin piedad alguna, te llevó.

¡Qué pena, madre, qué pena! Porque la primavera venía cortando trozos de hielo. Dejando asomar tímidamente las flores. ¡Qué pena, madre, qué pena! Porque el 14 de Abril se acercaba. Y el Primero de Mayo estaba, con sus rojas banderas, a la vuelta del último recodo, con sus rojas banderas de dignidad y de combate. ¡Qué pena, madre, qué pena!...

Pero no te has ido amigo, compañero, camarada, permanecerás en el recuerdo para derrota de esa Gran Hija de los Dioses, porque este homenaje es un arma contra 'el olvido oxidado que todo lo entierra'.

Ya el 14 de Abril grité en tu honor un ¡Viva la República! Y el 1º de Mayo, sus rojas banderas de dignidad y de combate flamearán en tu recuerdo. Y ahora, amigo, compañero, camarada, José Mª Sánchez Hernández, ya lo escribió otro camarada en una oda, el camarada Pablo Neruda: 'Y ahora /te lo digo /y me lo digo:/hermano, hermana,/espera,/estoy seguro:'/No nos olvidará la primavera.'


...


Me comunicaron la noticia de su muerte cuando leía un poema de Thomas Rahandraha titulado El Poeta que termina de la siguiente manera y os lo pongo aquí como notas de un recuerdo final para el amigo, compañero, camarada...


"hablarás
a ellos también, le dirigirás la palabra
hasta los confines de mares y noches
para que venga el alba, para que brote el día
y que de nuevo para ellos
fluyan cánticos nuestras fontanas
y manen savia nuestros bosques
para que estériles o feraces
nuestras montañas sean
para que la tierra sea
y fervor nuestros anhelos
y lealtad nuestros corazones
y hombres nuestros varones
tu ser es palabra que reconcilia con la vida
habla..."




viernes, 18 de abril de 2008

José María Amigo Zamorano: Una Meada en la Ópera

Una meada en la ópera

Fue un acontecimiento muy comentado en la ciudad: La ópera fue un fracaso ruidoso, nunca mejor dicho. La noticia corrió de boca en boca: cuando llegó al cenit de dramatismo todo el público prorrumpió en una sonora carcajada. Sin embargo, los cantantes siguieron como si nada hubiera ocurrido. Eso si, un poco corridos por la vergüenza.

Los espectadores, a veces, quedaban en silencio. Pero en cuanto salía a escena el nuevo cantante, la hilaridad no podía contenerse en su magín y salía desbordando por donde le daba la gana.

Una señora con sombrero de plumas azules y vestido de terciopelo del mismo color, de variante azul prusia, se puso roja como un tomate y... rió, rió y rió y... no pudiendo contener sus esfínteres se orinó, se orinó y se orinó.

Se meó, como se dice vulgarmente, patas abajo. Y no encontró otra forma de disimularlo que ponerse en pie para que el líquido y cálido elemento resbalara piernas abajo en dirección al suelo del patio de butacas, sin empapar su azulada y prusiana vestimenta de terciopelo.

Ese gesto fue imitado por otras excelsas damas quienes, sin duda, se hallaban en situación de urgente micción.

Provocaron, asi, que sus acompañantes y el resto del público se levantara de sus asientos para reir con mas comodidad y mear más a gusto sin estropear sus burgueses o aristocráticos oropeles.

De modo que la risa se hizo más sonora. Mas estruendosa.


El cantante, que no entendía esa risa escandalosa y tan general cuando atacaba el solo dramático de un dolor casi infinito por la muerte de su amada, recogió su voz con arrojo, con valentía, como en un puño y la lanzó adelante, hacía esos atildados burgueses y aristócratas en un torrente sublime, en una cascada de tonalidades que hizo historia en el arte del bel canto.

Pero eso... sería más tarde, mucho más tarde.


Ahora la risa se enseñoreaba de las enjoyadas señoras y de los rechonchos y calvos señores que se regocijaban con el tic del cantante.


Éste había sido contratado recientemente, tras una dura selección y un fatigoso casting. Los responsables se alegraron de haber descubierto un artista sobresaliente de entre el pueblo más pobre. Y así lo habían presentado ante la sociedad: una piedra preciosa surgida del barro. Le dieron, en esta ópera, un papel que, aunque secundario, era fundamental en el desarrollo de los acontecimientos del drama operístico.


Sólo la desgracia para él vino a torcer su arte. Cuando, como ya hemos dicho, iba a comenzar su lamento amoroso, los nervios se mostraron de la manera más cruel y grotesca transformando su boca y uno de sus ojos en un rictus y temblor incontenible sin que él fuera consciente. Y, de la fiereza que debería tener su rostro tiznado de negro, su cara rupestre, se transformó en una incomparable careta cómica.


Los espectadores ya no se sentaron.


Terminó la función entre risas, en parte por la faz del cantante y en parte por la comicidad de sus meadas. Burguesas y aristocráticas, pero meadas al fin.

Cuando el local se vació, todo él se llenó, inmediatamente, del olor de los meados.


El cantante se quedó sin trabajo, volvió al barro y lloró en brazos de su mujer e hijos. No volvió a saberse nada de él.


Pasados unos nueves meses muchas damas parieron. Y si uno tiene la curiosidad de acercarse al juzgado, para leer los nombres de los niños nacidos ese año, verá que muchos de ellos tienen nombres de personajes de la ópera representada aquel día de la gran risotada.


Ahora, como se hizo un registro sonoro de la opera, se reconoce, toda ella, y sobre todo el solo dramático, como una verdadera joya de arte.

Los burgueses y aristócratas compran la grabación, añorando aquella meada en la ópera.

Y se ríen.

jueves, 17 de abril de 2008

Aimé Césaire muere a los 94 años


HA FALLECIDO A LOS 94 AÑOS
Césaire Aimé: el poeta de Martinica que formó parte del movimiento de la 'negritud'
Se negó a reunirse con Sarkozy cuando éste era ministro del Interior francés
Defendió la identidad cultura africana tanto en su vida literaria como política


Aimé Césaire, promotor de la identidad cultural negra. (Foto: AFP)
Actualizado jueves 17/04/2008 16:23

EFE
PARÍS.- El poeta y político de Martinica Aimé Fernand David Césaire (1913), fallecido a los 94 años de edad hoy jueves 17 de abril de 2008, pasará a la historia por haber puesto su actividad literaria al servicio de sus ideas, profundamente anti-coloniales y definidas en el término de 'negritud'.
El concepto lo utilizaría por primera vez en su libro de poemas 'Cahier d'un retour au pays natal' ('Cuaderno del retorno al país natal', 1947), afirmando que "soy de la raza de los oprimidos". Lo hacía afinado en el contacto con otros estudiantes de colonias francesas, como el senegalés Léopold Sédar Senghor -padre de la independencia de Senegal- y el guayanés Léon-Gontran Damas.
Además de ese emblemático libro, la publicación en 1950 de su 'Discurso sobre el colonialismo', amplificó el eco de sus posiciones en el Caribe y África, además de contribuir a dar a su obra un carácter universal.
Césaire entendía la 'negritud' como una reacción a la asimilación cultural que imponía el colonialismo francés y como un fomento del sustrato africano de la cultura de su tierra, desprestigiado por el racismo colonial blanco.
En la defensa de esos valores empeñó parte de su vida, tanto en su literatura, centrada en la poesía -aunque también cuenta con piezas de teatro, ensayos y obras históricas- como en su dilatada carrera política.
Su entrada en política se produjo de la mano del Partido Comunista Francés (PCF), con el que conquistó en 1945 la alcaldía de Fort-de-France, un puesto que no abandonó hasta 2001. En la actualidad ostentaba todavía el cargo de alcalde honorario de la ciudad.
Descontento con la posición del PCF frente a la revuelta de Hungría, dejó la formación en 1956, un año antes de fundar el Partido Progresista Martiniqués (PPM), con el que reivindicaba la existencia de una comunidad martiniquesa y apostaba por una amplia autonomía, no por la independencia.
De su puño y letra salió la ley que transformó en departamentos franceses las antiguas colonias ultramarinas Martinica, Guadalupe, Guayana y Reunión, una labor que le valió críticas entre los sectores independentistas de su isla.
Entre 1946 y 1993 fue elegido y reelegido por la circunscripción de Martinica diputado en la Asamblea Nacional francesa, en la que primero estuvo con el PCF, posteriormente con los no inscritos y, desde 1978, con el Partido Socialista.
Respetado en Martinica y en la Metrópoli, Césaire mantuvo su posición anti-colonial hasta los últimos días de su vida.
En 2005 expresó de forma pública su oposición a una ley que reconocía el papel positivo de la presencia francesa en Ultramar por considerarlo colonialista y, por ello, se negó a reunirse con el entonces ministro del Interior, Nicolas Sarkozy.


martes, 8 de abril de 2008

Jean-Joseph Rabearivelo: Viejas canciones de Imérina


Jean-Joseph Rabearivelo


Viejas canciones de Imérina
(Traducción de Rogelio Martínez Furé)


Si yo fuera hormiga treparía; si fuera pájaro, volaría y sería cual otra rama en la cima de ese árbol, y de allí intentaría ver de lejos a la hija del hombre: ¿estará enferma, estará sufriendo? Hace ya bastante tiempo que no se la ha visto.



Vieilles chansons des pays d'Imérina

martes, 1 de abril de 2008

Una nueva revista de Zamora: TZ, un estilo de vida

2008. Abril.
Estamos como se ve comenzando el siglo XXI. Esto se tiene que dar a conocer pronto de una forma u otro. No porque creamos que los principios de siglo marquen trayectorias, no. Lo mismo que sabemos que las fronteras tampoco hacen que, de por si, las naciones se diferencien por esa línea artificial. No. Simplemente produce en las mentes un efecto de cuestionamiento del tiempo pasado. Una especie de examen de conciencia de dónde venimos y que es lo que hemos hecho. Es natural que se vean lagunas, errores, o sencillamente cansancio por la repetición, hasta el aburrimiento, de lo que tenemos. Del ensalzamiento de las glorias pasadas. Ese repaso de lo que tenemos, de lo que nos rodea, nos hace descubrir lo nuevo, lo que surge, lo que ha ido brotando y pasaba inadvertido hasta que cobraba importancia tan notoria que nos hemos visto obligados a observarlo casi a la fuerza.
Algo de esto le debe de haber pasado a un grupo de personas de Zamora que acaban de sacar a luz una nueva revista rotulada 'TZ' (Todo Zamora) 'un estilo de vida'. En su editorial explican que quieren 'retratar una zamora dinámica que mira hacia el futuro'. De modo que recogerán tendencias y estilos de vaguardia; también tratarán acerca del vino siendo, como es, la tierra zamorana en parte vinícola; estará presente el deporte y deportistas de élite; el mundo del motor; o la formación continua del sector empresarial...
En resumen: quiere ser espejo de Zamora, sin olvidar, advierten, la memoria y las tradiciones de la tierra.
¿Qué mejor manera de ojear la revista que enseñando el sumario? Ninguna.
Aquí lo tienen:
4. Un renacentista (en la Zamora del siglo XXI)
10. El artista (en su rincón del siglo XVI)
16. Mascaradas de invierno (la Zamora mágica)
22. Cinco joyas (de la tapicería gótico-flamenca en la catedral de Zamora)
28. TZ de compras.
30. INZAMAC (Zamora en el exterior)
36. Nuevas terapias de salud.
40. Petra (octava maravilla del mundo)
46. C-CROSSER (confort y versatilidad)
52. TZ de restaurantes.
54. Nuevo plan contable.
58. ZAMARAT (chicas que vuelan alto)
62. Miranda do douro (ciudades de nuestro río)
64. Cómo nos ven.
66. Lo mejor del trimestre.
Al abrir la revista encontramos una entrevista al arquitecto Francisco Somoza; para inmediatamente visitar al artista Antonio Pedrero; sin soloución de continuidad nos introducen en el carnaval más añejo, más mágico, con sus máscaras casi de aldea africana.
Y del mundo pagano del carnaval al de las tapicerías gotico-flamencas de la catedral de Zamora. Quizás en algún número se atrevan a enseñarnos los grabados eróticos de los sillones de los canónigos de la catedral. Nosotros los vimos una vez en una revista y luego en la exposición 'Las ciudades del hombre'.
Mas adelante nos descubren una empresa de control de calidad cuyo radio de acción llega a Portugal y atravesando el charco hasta Bolibia y Chile; y para la vuelta del viaje y por si estamos revueltos del viaje una mirada a terapias de salud como la reflexioterapia; y vuelta a viajar: en este caso a una ciudad del río Duero, la portuguesa Miranda do Douro, porque saben, no hay duda, que Zamora ha mirado siempre al Duero y parte de su porvenir se halla en él.
El coche, la gastronomía, hasta la contabilidad, el baloncesto...
Supongo que les habrá extrañado un artículo. Seguro. Claro el que reza 'Petra, octava maravilla del mundo'. Pues sí. A mí también. No, no se trata de un lugar de Zamora. Es la Petra del Oriente. La fue a visitar Concha Pelayo, una de las almas de esta nueva revista. Volvió encantada. Y nosotros encantados de leer su viaje y su revista.