jueves, 29 de abril de 2010

Salvador Muerza: Eternidad de amor / Maitasunezko detiera

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"Y nuestro odio no es tigre que devasta:
es el martillo que construye"
M. Hernández

Miguel, tu muerte no es posible, dura
tu vida y sigue tu sendero humano
sobre cada sentido y cada mano
porque el dolor propaga su amargura.
(Ez dezake izan, Mikel, azkenik zureak,
zentzunen eta esku banatan
bizirik dirau. dihardu zure gizabideak
atsekabeak hedatu du-ta haren mingotsa.)

Porque tu voz prolonga su andadura
sobre cada mañana y cada hermano,
porque tu cuerpo amasa el hortelano
fruto que derramándose perdura.
(Goiz eta anai banatan bait du
luzatzen zure ahotsak haren ibildea,
zure gorputza baratzazainak bai du oratu
fruitu iraunkor bihurtzen dela ixurrahalean.)

Miguel, en pie y al frente, campesino
ebrio de sed. de tierra umbría,
alba sin término, luz de los luceros.
(Egunsenti amaigabeko, goiztizar oron argia,
egarri eta landa hezpelen mozkor zaren nekazaria,
tente, Mikel, aurrera eta aurrera.)

Miguel, la sangre indaga su camino
y encuentro en ti los rumbos cada día:
la esperanza de todos los yunteros.
(Bere bideen bila dabila odola eta
zuregan dut nik egunoroko norabidea:
itularien itxaropen haundia.

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(Del poemario "Antología Poética Vasca" (1) -Frankismoaren biktimei eta askatasunaren aldeko borrokariei omenaldia-", páginas 256, 257; Ediciones Vanguardia Obrera, S.A. //ya desaparecida//; calle Libertad, 7 tercero-derecha, Madrid 1987; traducción al euskera: Jon Arzallus Eguiguren (2); ISBN: 84-96293-38-3; D.L.: M-11182-1987; imprime: Gráficas Maluar, Sdad. Coop. Ltda)
(1) Antología dentro del 'Homenaje a las Víctimas del Franquismo y a los Luchadores por la Libertad'
(2) Que este poema sirva además para recordar la labor de Jon Arzallus Eguiguren quien tantos poemas tradujo y que no ha sido nombrado como se merece.

viernes, 9 de abril de 2010

Luis Vélez de Guevara: Amigos de Coche ya en el Siglo XVII (*)


"Vuelve allí, y acompáñame a reir de aquel marido y su mujer, tan amigos de coche, que todo lo que habían de gastar en vestir, calzar y componer su casa lo han empleado en aquel que está sin caballos agora, y comen y cenan y duermen dentro dél, sin que hayan salido de su reclusión, ni aun para las necesidades corporales, en cuatro años que ha que le compraron; que están encochados, como emparedados, y ha sido tanta la costumbre de no salir dél, que los sirve el coche de conchas, como a la tortuga y al galápago, que en tarascando cualquiera dellos la cabeza fuera dél la vuelven a meter luego como quien la tiene fuera de su natural, y se resfrían y acatarran en sacando el pie, pierna o mano desta estrecha religión; y pienso que quieren ahora labrar un desván en él para ensancharse y alquilalle a otros dos vecinos tan inclinados a coche que se contentarán con vivir en el caballete dél."

(Tomado de 'El diablo cojuelo' de Luis Vélez de Guevara)

(*) Título nuestro