viernes, 15 de junio de 2012

Que comience el conflicto


 viernes, 13 de agosto de 2010

José Mª Amigo Zamorano: Ya puede empezar la guerra

Desde el balcón el ojo balconeando, gomoso, absuelto de indiferencias, daba una lección lenguaraz a las bocas, rebosante de acontecimientos y de intervenciones y las incitaba y concitaba al blabladeo.

También en la terraza de la plaza recoleta las miradas, ahitas, empujaban a los labios en un bisbiseo imparable y desconsiderado.

Pero la noche, negra y poderosa, tapió labios y bocas hasta la llegada del alba propensa a las comunicaciones.

Así fue durante muchos siglos, tantos que se pierden en la medida de nuestra imaginación, hasta que a blabladeadores y bisbiseadores les alumbró la noche al principio con una debil lucecita de razón y luego con un potente haz de rayos deslumbradores. Entonces se consideraron iluminados de derechos y exclamaron:

-Ahora no hay corte que valga en el transcurrir del tiempo.

Y hasta en sueños la luz de la razón engendró sus monstruos.

Las blabladeados y bisbiseados desde balcones y terrazas, torturados con chismes, infundios y otras deliciosas habladurías durante el día, por la noche dormían a pierna suelta libre de murmuraciones, chismorreos, maledicencias y otras variopintas invenciones canallas.

Eran libres por la noche a la que adoraron como diosa.

Mas llegaba la aurora, brillante y enceguecedora, y los transformaba en muñecos propicios al hazmerrerir de los habituales del balcón y la terraza, gente occiosa dada a crucificar al vecino que se atrevía a transitar por el espacio donde reinaban sus ojos, gomosos, y sus miradas, ahitas.

Así fue durante cientos, miles de años, tantísimos que uno no acaba nunca a imaginárselos.

Pro un día en la negrura de la nocheles nació una leve luz en el cerebro que luego se hizo poderoso chorro de luz, alumbrando su desdicha con un halo de esperanza: la razón les parió  monstruos de defensa.

Entonces se digeron:

-Ahora no hay corte que valga en el transcurrir del tiempo.

Y hasta durmiendo la luz de la razón paría engendros de defensa.

Ya tenemos enfrente blabladeadores y blabladeados, bisbiseadores y bisbiseados.

Puede empezar la guerra.

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