viernes, 15 de junio de 2012

José Mª Amigo Zamorano: En la linde del yermo de los Edenes


 lunes, 26 de enero de 2009

En torno al 'Cantar de las dos Torres'
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"La Fe de los hombres hijos de muerte" que a veces -así comienza García Calvo ¿su? 'Cantar de las dos Torres'- "alzaba a los cielos altivas torres" y otras veces "las arrumbaba (sic) por tierra", "siendo una y misma la Fe", "a fin de ser diferentes, partido tienen al mundo en harturas y escaseces".

Pues bien, esa Fe llevó a oficiales y jeques del mundo de las escaseces a reunirse en una tienda "en la linde del yermo de los Edenes"; y a magnates, ministrantes y generales del mundo de las harturas a congregarse, "allende el vasto Océano", en el "salón del Blanco Palacio".

Los unos, en la tienda, expones sus quejas declarando que, los otros, les beben el petróleo con sus capitales y los tratan como a perros; se reafirman, por consiguiente, en su decisión de guerrear asestando un duro golpe al enemigo, "tal que rechine con él y se tuerza el eje del mundo" impactando tres aviones contra el "Sumo Conglomerado"; y tras constatar que su Fe es firme y desechar algunas voces que piden prudencia ('debe también lo prudente tenerle al brazo a lo justo') se disuelven.

Los otros, como señores del Orbe, examinan la Economía del mundo, constatando en primer lugar el equilibrio del Mercado; para a continuación ver a los Bancos un poco resentidos; y, todo hay que decirlo, les preocupan los rebotes y sobresaltos en los "Petrolíferos Campos" por "caer en territorio duro y reacio a tomarse nuestros intereses como propios"; tras apartar la idea prudente de desmontar las bases de esa desafortunada operación, votan a favor de la guerra, para que "la masa ansiosa de acontecimientos" no "se revuelva a donde no debe" y así "desvíe su ira a buen fin" hinchándose "de gesta y temblor" "su desolado vacío"; "la guerra, además, es el medio que guarda la paz interna y el orden"; y tras probar que su Fe sigue incólume ('mañana será nuestro día y sus luces Dios nos otorgue') se levantaron de sus asientos.

Las decisiones están tomadas.

Aquí el poeta se da una pausa para describir la construcción de la torres. Luego viene el vuelo de los aviones de la muerte, siguiéndole la destrucción de ambas torres gemelas, pues, a despecho de alertas precoces, redes retromóviles y láseres vigilantes del Sumo Conglomerado (de su fatuidad y soberbia), consiguen llevar a cabo con éxito el ataque. ¿Logran los jefes del mundo de las escaseces torcer el eje del mundo? Pues no. Solo un ligero temblor. Alguna conmoción y silencio. Enseguida proclamaron los jefes del mundo de las harturas: 'Si dos torres cayeron, tres nuevas ahí se alzarán'. Para, a continuación, subrayar: 'invasión de justicia y guerra y posguerra'. Con lo que el poeta puede relatar con objetiva frialdad lo que queda del ataque: ruina, desolación... y el llanto incontenible de las viudas con que termina el cantar.

Divertimento para unos años. Y el mundo que sigue partido entre abundancias y escaseces.

Fin.

¿Qué podemos desprender de esta 'breve y tremebunda' epopeya? ¿Y, sobre todo, qué podemos extraer para no ser simples espectadores (como nos recomendara Aimé Césaire) de este cruel desaguisado que, a nuestra vista, está llevando a cabo la Fe de los hombres hijos de muerte?

Las preguntas nos vienen porque siendo el autor considerado, como lo es, por numerosas personas 'maestro' tendemos a pensar que con este 'Cantar de las dos Torres' nos quiere enseñar, o mostrar, algo el autor. ¿O acaso no es la misión de un maestro guiar, iluminar caminos, desbrozar senderos?... ¿No es un maestro como faro, o brújula, de ciegos interrogadores?... ¿No es esa su gera?... O por lo menos menos mover un debate a fin de... ¿O sin ningún fin?... ¿Por el puro placer de contrastar opiniones?... ¿Solamente por eso?... ¿La guerra contra la Fe es simple palabrería?... ¿O el maestro conduce a la Acción mediante el Pensamiento?... ¿Acción y Pensamiento, no van unidos como decía Marx (D. Carlos)?... ¿Es solamente un empacho de vocablos bien hilados por juego de oratoria?... Si el tiempo de choque tremendo es el de siempre, ¿para qué hablar de esto?...

Seguimos con las preguntas, insistimos en ellas, porque no conocemos realmente el pensamiento de D. Agustín. Nosotros no lo hemos seguido de continuo. No conocemos los entresijos. No hemos tenido ocasión de oírle en esas intervenciones en ateneos literarios y libertarios.

Por cierto, nos preguntamos, ¿qué proceso le llevó al pensamiento ácrata?... ¿tienen, en su planteamiento, algo ver los clásicos del pensamiento anarquista?... ¿O ha llegado sin ninguna influencia por su propia reflexión?... Y, ¿cómo son ahora esos lugares libertarios?... ¿quién acude?... ¿son obreros?... ¿qué clase de obreros?... ¿serán acaso como esos soladores, electricistas, forjadores, pulidores, que construían las torres?... ¿o acuden profesores, pequeños comerciantes, artesanos, autónomos, funcionarios?... Nos gustaría saber todo esto.

O por el contrario, ¿son acaso una 'masa municipal y espesa' anhelantes de acontecimientos guerreros y sangrientos de fuera de sus fronteras, como describía a los burgueses Goethe en Fausto, la que acude a sus charlas?... Suponemos que no, que son trabajadores los asistentes que acuden a sus charlas. Pero no lo sabemos y nos gustaría saberlo.

¿Qué les dice?... ¿qué puede decirle un profesor a esos trabajares manuales, a esos obreros explotados o parados?... ¿qué mundo les alumbra?... Repetimos, nos gustaría saberlo.

De lo que si estamos seguros... bueno, no... intuimos... que, para Agustín García Calvo, como para muchos, la irrupción violenta y rebelde (así parece) de una fuerza, que se dice musulmana, en el mundo, ha sido como un rayo en cielo sereno. O casi. Y es que los mahometanos dominaron, como un ciclón, el mundo de la parte en que vivimos. Y luego se fueron extinguiendo, debilitando, oscureciéndose, hasta desaparecer como fuerza de Fe predominante. Recordamos a los poetas sus preguntas acerca de ellos: 'Que fue de ....?'... '¿Qué fue de Balk... ? se preguntaba Omar Kayyhan. '¿Qué fue de tanto fulgor?', quizás quiso decir como Manrique. Preguntas acerca de esplendorosas realidades del pasado, como las Torres Gemelas. Relacionadas con monumentos erigidos por la Fe. Eran pasado. Y ahora el pasado retorna. Ya se habla de Al-Andalus. Por lo que serían lógicas las preguntas exclamadas casi como exabruptos: ¿de dónde coños vienen estos que estaban más que muertos?... Y, o no estaban tan muertos como parecían, o se los han inventado para que, así, la teoría del choque de civilizaciones, ideada por el Departamento de Estado USA, en boca de un profesor hace poco fallecido, resultara una realidad guerrera fuera del cerebro que la ideara. El maestro da por sentado en ¿su? Cantar de las dos Torres que hay dos fuerzas (nosotros, siguiendo a Marx que nos enseñara a dudar, lo dudamos). Y que una de ellas decidió y logró tumbar las torres. Sin embargo, pudiera ser que, desde el Sumo Conglomerado, saliera esa misma orden para, luego, achacarle, endosándosela, a aquellos 'reacios a tomarse nuestro interés como propio'. De ese modo, conscientes de la superioridad de sus armas, y cubriéndose de razones morales para su Fe, aplastar los pocos focos de resistencia que aun le quedaban. Ya hay ejemplos de esas monstruosidades.

Empero, como la historia así nos la han vendido, así la tomamos. Y de ella, tal como aparece en el 'Cantar de las dos Torres', sacamos algunas conclusiones no muy claras:

-Que poco se puede hacer por Arriba y mucho por Abajo.
-Que hay que hacer guerra a la Fe. Y Guerra a la Guerra.
-Que no queremos meternos nosotros en sus desafueros.
-Y, si, que con estas conclusiones, si estamos conformes.

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Foto tomada de la página web 'El Naviero'. Una pintada en la pared de una ermita de la población abulense de Las Navas del Marqués donde pasa temporadas el escritor zamorano

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