jueves, 14 de junio de 2012

José Mª Amigo Zamorano: Añacea del Gallo, Corrida del Gallo


miércoles, 22 de agosto de 2007

Corrida del Gallo, Añacea del Gallo

La así denominada ‘Corrida del Gallo’ o ‘Fiesta del Gallo’ es digna de ser estudiada por esos que indagan en las tradiciones y costumbres de los pueblos, al estilo de antropólogos como el inglés Bronislav Kasper Malinowski o el español Julio Caro Baroja y otros. Ahora, más urgente porque está desapareciendo, obligada por la disminución alarmante de comunidades campesinas en el mundo entero.

Siempre nos ha obsesionado este festejo de algunos pueblos de la provincia de Zamora (España) que, creemos, es como una preparación o introducción al mundo adulto. Pareciéndonos, quizás nos confundamos, a ceremonias iniciáticas semejantes a las que se celebran en numerosas aldeas africanas rodeándose de ritos secretos, o semisecretos, y algunos dolorosos o sangrientos: recordamos la extirpación del clítoris en las niñas que terminan la pubertad. Aquí ya ha perdido esa aureola secreta, misteriosa, pero guarda un cierto sabor añejo a sangre.

Nosotros, como puede leerse, la hemos rebautizado con una palabra en desuso ‘Añacea’ para darle más antigüedad al asunto: en vez de ‘corrida’ o ‘fiesta’, añacea.

Si no nos falla la memoria creemos recordar que se celebra o celebraba en invierno, apellidándola ‘del gallo’ por ser un elemento primordial de la ceremonia al que todos miran, del que todos hablan y al que todos se dirigen, no en vano anuncia el pronto amanecer con su kikirikí, la apertura de un nuevo día y el fin de las tinieblas donde se fraguan las más tremendas canalladas. Lo llevan a las afueras del pueblo. Y, atado por las patas, lo cuelgan de una cuerda que une dos vigas colocadas a ambos lados de un camino cualquiera. Hacia allá se encaminan, a la caída de la tarde invernal, los habitantes de la comunidad. Luego acuden los quintos. Todos los de la quinta de ese año. Lo hacen a caballo, vestidos de militares y con espada al cinto.

La fiesta, en si, comienza cuando el capitán (el mayor de los jóvenes que entran en quinta) presenta, a los espectadores, desde su caballo, al resto de compañeros. Lo hace en verso. A veces son solo ripios. Pero eso, es lo de menos. Luego de terminada la presentación, le pide a la orquesta (la orquesta son unos pocos músicos que se colocan al lado del camino) que interpreten una pieza mientras ellos cabalgan un buen trecho. De regreso de la primera cabalgada, uno tras otro, los componentes de la quintada, todos a caballo y con espada al cinto, van recitando unas composiciones poéticas llamadas ‘Relaciones’.

(Por cierto, así nombra su Martín Fierro el poeta argentino José Hernández: “Y atiendan la relación / que hace un gaucho perseguido, / que padre y marido ha sido / empeñoso y diligente, / y sin embargo la gente / lo tiene por un bandido”)

El último en declamar su ‘relación’ es el capitán.

La forma de estas ‘relaciones’ se ajusta a cánones predeterminados: en primer lugar enumera (hace una relación) la vida del mozo que, este, quiere destacar, reparte el gallo en trozos, simbólicamente, pues sigue vivito y coleando en la cuerda a pesar de los intentos de cortarle el cuello con las espadas que los caballistas no saben manejar. En el reparto, las partes mejores se la llevan la madre, el padre y la novia (si la tiene): el corazón (generalmente para la madre), los muslos (al padre)...; y las partes peores las personas más detestadas: patas, tripas, plumas...

Las composiciones serán mejores o peores dependiendo del bardo que las escriba. Porque hay o había ciertos campesinos a los que se les daba muy bien eso de componer coplas, tanto que muchos acudían, de varios pueblos a la redonda, para solicitar de sus servicios poéticos.

Si a pesar de la escasa natalidad ha pervivido esta tradicional justa poético caballeresca, se debe a la incorporación de la mujer a la Fiesta del Gallo, a la Corrida del Gallo. Y es que, en este terreno como en otros, la mujer ha metido la cabeza para no volverla a sacar. Se venían de los más alejados núcleos de población hasta el pueblo de sus padres para participar en este festejo de origen iniciático. Con todo, hay que decirlo, el creciente abandono del campo es continuo y hay años que no se puede realizar esta celebración porque solo hay uno o nadie... Por eso decimos que es urgente que se recojan en libros estas fiestas... Que se publique el mayor número de ‘relaciones’... Hurgar en la memoria de las gentes... A lo mejor ya se ha hecho... Nosotros lo ignoramos...


No hay comentarios: