domingo, 14 de enero de 2007

FORUGH FARROJZAD: influencia en el cine actual

LA VANGUARDIA

PANTALLAS: A las cinco de la tarde

IMMA MERINO

Con La manzana, que rodó en 1997 cuando tenía 17 años, Samira Makhmalbaf se reveló como cineasta de una manera deslumbrante. Y la luminosidad de su primer largometraje persevera en el recuerdo de unas imágenes que reflejan la experiencia real de unas niñas gemelas que, saliendo de la caverna a la que habían sido paternamente confinadas, descubren la ciudad de Teherán mientras aprenden a caminar, a hablar, a jugar con los otros niños. En contacto con la luz (que es materia primordial del cine, lo cual invita a pensar que éste también intervino en la gozosa transformación), las niñas no se marchitan, como había pronosticado su padre al compararlas con una flor que debe protegerse del sol, sino que experimentan una vitalidad que resulta emocionante contemplar. Como el deambular de la niña de El espejo, de Jafar Panahi, puede que La manzana, atenta al fluir de una realidad que sucedía ante la cámara, se convirtiera en una cierta metáfora del dificultoso (pero existente, al menos hasta las recienteselecciones) proceso de liberación de la mujer en Irán. Pero, de ser así, no da la impresiónque lo sea como consecuencia de una tesis a demostrar. Sucedió que esa vida que emergía reflejaba que algo estaba cambiando en una sociedad que pedía una intervención en el caso de unas niñas privadas de libertad y de educación a causa de una tradición ligada a ciertosconceptos sobre la mujer. Cinco años después de La manzana, habiendo rodado antes La pizarra en la frontera montañosa entre Irán e Iraq para, evocando el ataque de Sadam Hussein contra los kurdos en 1988, seguir la errancia de unos maestros a la búsqueda de niños que no pueden aprender porque concentran todas sus energías en sobrevivir, la joven cineasta iraní decidió filmar una película en Afganistán, dónde su padre, Mohsen Makhmalbaf, ya había dirigido Kandahar con la intención de mostrar la represión de las mujeres bajo el régimen talibán. Pero entre Kandahar (2000) y A las cinco de la tarde (título de este tercer largometraje de Samira Makhmalbaf rodado en Kabul durante el otoño de 2002) ocurrió el atentado del 11-S y, a consecuencia de ello o como pretexto, la invasión de Afganistán que provocó la caída de los talibanes. Así, poco después de que las tropas norteamericanas (y sus aliadas) irrumpiesen en territorio afgano como portadores de la libertad y la democracia, Samira quiso rodar una película que tomase el pulso a la nueva situación considerando las hipotéticas posibilidades abiertas a las mujeres después del cautiverio padecido y al serles permitido acceder a la A las cinco de la tarde Samira Makhmalbaf se acerca en su filme a la situación de la mujer en Afganistán tras la caída del régimen talibán.

De farrojzad a Karimi

Imma Merino

Existe una película realizada por una poeta iraní que conmueve por el respeto con el que retrata a un grupo de leprosos confinados en una residencia que el título del filme define como ‘La casa negra’. La cineasta Mercedes Álvarez, quién me hizo descubrir este cortometraje del año 1962 –distribuido recientemente con el número 7 de la revista semestral ‘Cinéma’–, habla del compromiso moral de la realizadora (este es su único filme) y hasta de su empatía con los leprosos, esos seres marginados de una sociedad de la que ella también pudo sentirse excluida como mujer que no asumía el papel asignado. Esta mujer es Forugh Farrojzad, una de las voces fundamentales de la poesía persa moderna, pero también una figura solitaria y atormentada que, viviendo su extrañeza hasta su muerte, no esclarecida, acaecida en 1967, pudo escribir: “Mi existencia entera es un verso oscuro”. Forugh Farrojzad, icono del feminismo en Irán, es la autora del poema ‘El viento nos llevará’ que da título al filme homónimo de Abbas Kiarostami. Por otra parte, la influencia de Kiarostami y en particular de su filme ‘Ten’ (diez secuencias rodadas dentro de un coche conducido por una mujer que representa una nueva actitud femenina en la sociedad iraní contemporánea) es visible en ‘Yek Shab’ (‘Una noche’), opera prima de Niké Karimi presentada recientemente en Cannes dentro del apartado no competitivo ‘Un certain regard’. En esta película minimalista, una mujer vaga durante una noche por Teherán subiendo en diferentes coches y conociendo diversas historias. De Farrojzad a Karimi, a pesar de la vitalidad del cine iraní y como síntoma de la situación de la mujer que algunos cineastas (como Jafar Panahi, otro discípulo de Kiarostami) hacen presente en susfilmes, no parece que en Irán hayan dirigido películas muchas mujeres, aunque puede que la distribución y nuestra desidia lleven a ignorar las que pueden existir. Está, evidentemente, Samira Makhmalbaf (que cita a Lorca, poeta influyente en Farrojzad) y su hermana Hanna, que, a los 14 años, también en Afganistán, rodó un documental que refleja la perseverancia del miedo en las mujeres afganas. A las cinco de la tarde. Escrita y dirigida por Amira Makhmalbaf. Premio del Jurado en el festival de Cannes.

TOMADO DE INTERNET

No hay comentarios: