lunes, 2 de julio de 2012

Ma Galio en la librería


En sus ratos libres -ya se ha dicho- a Ma Galio le gusta leer. Sobre todo novelas negras. Le va con su profesión. Allí encuentra algunos ambientes que le son conocidos. Hoy camina hacia la librería Lázaro. En ’Los Roeles’ ha dejado a los tertulianos hablando de la resina. La librería está justo al lado de la Plaza del Cristo. Va en busca de la novela ’CON EL AGUA AL CUELLO’. Es de Petros Markaris. Casi el titulo descubre la trama: trata de la difícil situación económica y social del pueblo griego. Situación de ahora. De estos momentos. Piensa Ma Galio, porque a él le gustan las palabras rotundas, que podría haberse rotulado ’Hasta los cojones’, ya que así están los griegos: hasta los mismísimos.


Entra en la librería encontrando a la librera sola. La crisis que no respeta a nadie.


-Si, llegó el libro. Ha tardado un poco porque estaba agotado.


Ma Galio, como no hay nadie, se pone a charlar con MariluzMariluz Corrales. Así se llama la librera, El ambiente agradable del local, limpio, bien ordenadito y las palabras serenas, suaves, de ella, lo propician. Nada que ver con las investigaciones policiales a detenidos o denunciados que, a veces, se tornan agrias o cortantes como cuchillas.


Mariluz es navera y por tanto todo lo de su pueblo le preocupa, empezando por la limpieza, la política municipal, la cultura, la proyección del pueblo hacia el exterior... Todo. Y su profesión, que le ocupa la mayor parte de su vida, está el centro. Mas ahora, cuando la crisis se ceba con los productos que vende.


-Se vende menos.


Mucho menos que cuando comenzó trabajando como empleada. Allí mismo. Para los anteriores dueños. Recuerda a Estrella señora donde las haya, bondadosa. La recuerda con cariño.


-Un encanto de mujer. Todo lo que pueda decir de ella es poco.


Ahora es Mariluz la dueña. Ha comprado el negocio, cambiando la disposición de las cosas y lucha por sobrevivir en esta profesión que siempre le atrajo.


-La gente de aquí lee poco -sostiene Mariluz.


De modo que para arrancarle un beneficio hay que echarle horas y horas, céntimo a céntimo. Ma Galio fue testigo, en el tiempo que estuvo charlando con la librera, que los precios de los productos que se llevaban los clientes no llegaban, en numerosas ocasiones, al euro. Ella comprende que no son demandados como, por ejemplo, el pan.


-Antes pasan del libro que del pan. Es comprensible.


El pueblo, ahora que la albañilería ha desaparecido practicamente, tiene que tirar del turismo, promocionarse. Y no se hace nada. Desde instancias munipales no se hace nada. A Mariluz, la librera, le dan envidia otros pueblos de Ávila por como airean sus encantos hasta en televisión. Y aquí teniendo, como tienen, desde el paisaje maravilloso hasta un castillo despampanante no lo dan a conocer.


-Debería tener una entrada tal que todo aquel que pasara por delante se sintiera atraido a adentrarse en él.
El Comandante del Puesto le dice que hace tiempo conoció, por motivos de su profesión, a un escultor nacido aquí que le habló de que había diseñado una entrada y que la presentó alAyuntamiento pero que no le contestaron. Hace poco, por cierto, lo vio por el pueblo ya que viene algunas veces y le preguntó por esa entrada contestándole que había pasado sin pena ni gloria.


La librera lo escucha atentamente. La librera sabe escuchar. No conocía eso del escultor. Y se da cuenta que, eso que Ma Galio cuenta, demuestra bien a las claras que no se hace nada por potenciar el pueblo. Pero no solo en eso sino que la dejadez llega hasta tal extremo que un simple bache como el de Los Matizales, ahora, queda ahí per secula seculorum, sin que nadie lo tape.


La librera Mariluz, que es del pueblo, nacida aquí se explaya en elogios de las virtudes de su pueblo sin dejar de reconocer sus defectos. Animado por la sinceridad de ella, por su bonhomía, y un poco por defecto de profesión la acribilla a preguntas, tantas que en alguna ocasión se da cuenta y le dice que perdone por su curiosidad.


-No importa. Usted pregunte. Si sé le contesto.


Ma Galio le hace una pregunta que se inventó de joven, cuando, allá, en su Valdepeñas natal, tuvo sus pinitos de periodista:


-  Si en su mano estuviera, ¿qué cambiaría?


- ¿Qué cambiaría de aquí o... en general?


- Como quiera.


- Déjeme que lo piense -la librera se detiene- De aquí, el mando.


- ¿El mando?


- Si, la jefatura del ayuntamiento. Y mas general... las leyes. Están hechas a favor de los que mas tienen.


No entiende el Comandante del Puesto a qué se refiere con el mando. Pero ella le explica serenamente que la dirección consistorial tiene unas características un tanto autoritarias.


-No hay mas que acudir a los plenos del Ayuntamiento para darse cuenta del deficit democrático -agrega Mariluz Ma Galio.


Luego la lbrera le muestra algunos hechos del transcurrir de su pueblo.


Entra un cliente y Ma Galio se aparta para mirar las estanterías. Saca algún que otro libro. Lo ojea. En eso estaba cuando Mariluz le pregunta si no conoce al autor que tiene en las manos. Es Tomás García Yebra. Él, humildemente, le confiesa que no. Entonces le señala el título del libro, ’Historia secreta de Las Navas del Marqués’, aclarándole que se vende muy bien.


-  Es un escritor navero. Pero en el pueblo hay otros escritores como Urbano Blanco Cea, Concha Barbero de Dompablo y Ángela Segovia Soriano. Todos han vendido bien sus obras. Aunque Tomás es el que mas vende.


Aprovecha la dueña del local para decirle que es sobre todo los fines de semana cuando mas negocio tiene. Debido a los visitantes, en su mayor parte de Madrid que tienen sus casas aquí.


Van a dar las dos de la tarde. El guardia civil tiene que irse. Y la librera también. De modo que le envuelve la novela ’CON EL AGUA AL CUELLO’. Paga y se va.


Avenida Principal abajo Ma Galio piensa que quizás Mariluz esté casada. No se lo ha preguntado. Y entre la librería y lo que gane el marido se las van arreglando. Resistiendo la crisis. Pues con la ganancia de los libros, en estos tiempos..

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