domingo, 13 de marzo de 2011

Make (*): HIJOS DE NINGUNA PARTE




Que existe gente buena y mala, es un hecho, que existen negocios lícitos e ilícitos, también, pero eso sí, seamos serios, existen sin denominación de origen.

Hablemos de la inmigración, legal o ilegal, pero de la buena, de esos seres humanos que no viene a robar, a violar o a matar, la verdadera y dura inmigración, la de la gente valiente que abandona todo por un futuro mejor, la que viene a trabajar y a vivir en comunidad.

Estoy cansada de oír barbaridades como “a estos inmigrantes se lo dan todo”,”les ponen casa”, “nos quitan el trabajo”,“les dan ayudas a fondo perdido para montar sus negocios”, “esos, esos si que viven bien”. ¿Quién no ha escuchado alguna vez una de estas frases (o todas)?

Pues bien señores, estoy harta, cansada de la terrible deshumanización de la sociedad en la que me ha tocado vivir. Cuando oigo este tipo de afirmaciones me debato entre la tristeza y el desánimo, y no voy a entrar en los tintes xenófobos a los que se tienen que ver expuestos día tras día, incluso a la hora de tomar un café en un bar, dónde en ocasiones se les pide que enseñen antes el dinero, ni voy a hablar de los sinvergüenzas que abusan de estos y les cobran alquileres astronómicos por viviendas infrahumanas. Y no deseo, que el individuo que habla sin saber, se ponga en el pellejo de un inmigrante hoy en día, aunque sinceramente, algunas veces, sería deseable.

Tal vez no estemos informados de lo que acontece en nuestras ciudades, quizás, sólo nos dejemos llevar por una idea preconcebida y ciertamente de derechas que da por sentado todas las falsedades que se cuentan, falacias que van creando callo y endurecen así nuestras almas.

Pregúntenselo al panadero, al barman, a la peluquera, seguro que en su calle conocen algún inmigrante con el que tienen confianza e incluso, por que no, al que quieran, aunque seguramente, sabrán de sobra su historia y ni siquiera lo considerarán ya, un inmigrante, será la excepción. ¿No les parece sumamente estúpido pensar que unos sí y otros no? ¿Quién conoce a algún inmigrante con piso regalado, sueldo y sanidad gratuita por el simple hecho de serlo? Les reto a que me lo presenten y les estaré escribiendo versos de amor y desengaño hasta que me muera, sin volver a opinar sobre ningún tema.

Para optar a cualquier tipo de ayuda es obligatorio un mínimo de un año de empadronamiento. Asuntos Sociales hace un estudio exhaustivo de los ingresos, el número de individuos del núcleo familiar y las necesidades de estos y no se dedican a hacer donaciones como “hermanitas de la caridad”. Además, se hace un seguimiento puntual de sus circunstancias económicas y sociales, dando por terminada dicha ayuda en el momento que cualquier norma, conducta o necesidad no se adecue a las normativas. Pero claro, si ustedes no saben esto, tampoco sabrán que nosotros tenemos ese mismo derecho. ¿Porqué culpar a los más débiles, a los más necesitados, cuando tal vez la culpa la tengan las instituciones que no son capaces de informar a su comunidad?

¿Qué tipo de sociedad estamos creando para negarle cualquier derecho a otro ser humano? ¿Qué parámetros sociales nos mueven? ¿Quiere alguien acercarse a un inmigrante y escuchar su historia? Yo lo he hecho, muchos de ustedes también, y para el que todavía dude, plantéense la posibilidad de abrir un poco sus mentes.

Para Claudia, Juliano, Tucker y muchos otros, valientes y hermosos seres humanos, que han emigrado al centro de mi corazón.

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(*) Make Martín o M.M. es una ex alumna que tiene en su haber ya numerosos artículos publicados en la prensa. Me ha enviado este sin publicar y, yo, José Mª Amigo Zamorano, orgulloso de ella se lo voy a poner en este blog. No te ofendas mucho.

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