La alegre primavera vino. Y con su marcha, se marchitó algo nuestra vida.
Pero, ¿por qué tenemos que entristecernos? ¡Bebe vino, amigo, camarada!
Un sabio proclamó: las tristezas son veneno; y el mejor antídoto es el vino.
Hasta para sortear las situaciones más peligrosas en que nos envolvamos
cuando, por una vida y por una sociedad más justa e igualitaria, luchemos.
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(*) Versión sacrílega de una rubayata de Omar Khayyam
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